Las exportaciones de gas ruso a Europa se han reducido en torno a un 75% anual. La preocupación por el suministro de los países europeos crece a medida que nos acercamos al invierno a la misma velocidad que aumenta la tensión con el Gobierno de Vladimir Putin en medio de la crisis energética.
Se ha descubierto que Rusia lleva quemando más de 4 millones de metros cúbicos de gas al día desde el 11 de julio, como mínimo. Está quemando el gas que no vende a Europa en la central de gas natural rusa de Portovaya, situada en el golfo de Finlandia, junto a la ciudad rusa de Víborg. Según revela un informe de la consultora Rystad Energy, la quema equivale ya a unos 10 millones de euros diarios del hidrocarburo que podría enviar Moscú a la Unión Europea.
A seis meses de la ofensiva del Kremlin sobre Ucrania, ya se habla de desastre ambiental debido a las 9000 toneladas diarias de dióxido de carbono que se emiten a la atmósfera. Rusia no ha negado ni admitido los hechos, tan solo argumenta que si parara su producción y la arrancara después, sería muy costoso en tiempo y dinero. La necesidad de buscar alternativas para afrontar el invierno está generando movimientos políticos insólitos, incluso entre los propios socios europeos.
Argelia se convierte en la principal alternativa al gas ruso
La principal alternativa al gas ruso es Argelia. Sus clientes tradicionales siempre han sido España e Italia, pero se ha unido un potencial cliente, Francia. Este último ha vetado el Midcat, el gasoducto que uniría el país con Cataluña. Por tanto, la alternativa sería la creación de un conducto submarino por Italia, dando lugar a una alianza hispano-italiana.
Francia se ha convertido en el principal obstáculo para el plan energético de nuestro país. Su presidente, Emmanuel Macron ha visitado Marruecos y Argelia en busca de gas aprovechando la crisis diplomática del gobierno español con el argelino.
Mientras, la Comisión Europea trabaja intenta cerrar acuerdos con proveedores alternativos a Rusia y garantizar el suministro de gas el próximo invierno. El gobierno europeo explorará la posibilidad de establecer límites al precio del gas, una medida que por ahora solo se aplica en España y Portugal. Aunque Bruselas ha alertado desde el principio de los riesgos de cortes de suministro y de apagones, ahora se abre a explorar esta posibilidad.
