Los alemanes van a pagar a partir de octubre un nuevo impuesto al gas para repartir el sobrecoste que ha provocado la reducción del suministro ruso. Las empresas del sector energético cobrarán 2,4 euros más por kilovatio hora, lo que supondrá un aumento de la factura de unos 500 euros al año para una familia de cuatro miembros.
La nueva medida ha sido comunicada por el coordinador de área del mercado del gas en Alemania, Trading Hub Europe (THE).
El Gobierno alemán ha autorizado así a cobrar este sobrecoste a las empresas del sector para transferir a los clientes finales parte de los costes extraordinarios que deben asumir debido a la reducción del suministro de gas procedente de Rusia.
El objetivo de la tasa, según ha destacado el Ministerio de Economía en un comunicado, es «garantizar el suministro de gas a los ciudadanos y a la economía en el marco de la crisis energética alemana y europea causada de forma deliberada por la agresión rusa contra Ucrania».
Una medida «necesaria» para el «abastecimiento»
«No es ni mucho menos un paso sencillo,» ha declarado el ministro de Economía, el verde Robert Habeck, en referencia al suplemento, «pero es necesario para mantener en pie el abastecimiento de calefacción y energía en los hogares privados y en la economía».
No obstante, ha asegurado que la subida de precios se verá acompañada de medidas adicionales para aliviar la carga que supone la situación para «los que tienen poco». De hecho, el Gobierno ha previsto ayudas para quienes no puedan afrontar esa nueva tasa.
Habeck ha recordado que el Gobierno de coalición ya ha acordado varios pasos en este sentido, entre ellos dotar a las ayudas del alquiler de un suplemento para hacer frente al incremento de los gastos de calefacción, pero ha añadido que en su opinión son necesarios gestos adicionales.
Además, el ministro ha subrayado que el Ejecutivo no tiene intención de usar la subida del precio del gas para obtener más ingresos a través del IVA y se ha comprometido a «encontrar una vía» para que de ello no resulte una carga todavía mayor para los ciudadanos.
Habeck ha recordado que el detonante de la situación es la «escasez energética creada artificialmente» por Rusia, a la que ha acusado de reducir el flujo de gas a través del gasoducto Nord Stream 1 por motivos políticos.