Desde el fin de la Segunda Guerra Mundial hasta la actualidad —y pese a ciertas oscilaciones y a una caída en la primacía de la economía de Estados Unidos— el dólar ha sido la principal moneda del mundo. Al menos tres factores lo explican: las reservas de divisas, los contratos de materias primas y las transacciones financieras internacionales.
Cerca del 60% de las reservas de divisas de los distintos bancos centrales están invertidas en activos dolarizados, explica Eswar Prasad, profesor de la Universidad de Cornell e investigador principal de Brookings Institution, en una publicación del Fondo Monetario Internacional (FMI). Estas reservas son, para explicarlo en corto, «los fondos para las épocas de vacas flacas».
Por otra parte, en general los contratos para la compraventa de materias primeras se fijan y pagan en dólares, incluso los del petróleo. Y por último, dice el analista, el billete verde es la moneda que se utiliza para «denominar y saldar gran parte de las transacciones financieras internacionales».
El Acuerdo de Bretton Woods, la clave para el predominio del dólar
La clave para entender cómo el dólar se convirtió en la divisa por excelencia de las reservas está en la Segunda Guerra Mundial. Antes de entrar en el conflicto, reseña Investopedia, Estados Unidos era el principal proveedor de armas de los aliados, entre otros bienes. La mayoría de los países le pagaban en oro y esto hizo que, para el final de la guerra, Estados Unidos fuera el mayor poseedor de este recurso y el resto de países tuvieran sus reservas diezmadas, con lo que no podían volver a un sistema que se sostuviera con base en el metal dorado.
En 1944, integrantes de los 44 países aliados se juntaron en Bretton Wood, en Nueva Hampshire, para diseñar un sistema para la gestión de las divisas y decidieron que ya no estarían vinculadas al oro sino al billete verde (que a su vez estaba vinculado al oro).
Como resultado, los países comenzaron a acumular reservas de dólares en lugar de reservas de oro y a comprar títulos del Tesoro de Estados Unidos para guardar sus dólares.
El sistema ha sufrido diversas modificaciones desde entonces, por ejemplo el dólar se desvinculó del oro a partir del Gobierno de Richard Nixon, pero la divisa verde no ha dejado de ser la principal moneda de reserva.
La «trampa del dólar»
Para entender la supremacía de esta divisa también hay que conocer lo que Prasad denomina como la «trampa del dólar». Los inversionistas extranjeros, categoría en la que se incluye a los banco centrales, tienen una deuda con el Gobierno de Estados Unidos que asciende a unos US$ 8 billones, mientras que las obligaciones de Estados Unidos con el resto del mundo se cifran en unos US$ 53 billones, según Prasad en su artículo en el Fondo Monetario Internacional. «Debido a que este pasivo está denominado en dólares, el desplome del valor del dólar no repercutiría en la cantidad que Estados Unidos debe, pero reduciría el valor de esos activos en cuanto a las monedas de los países titulares», explica.
Por otra parte, los inversionistas estadounidenses tienen activos extranjeros por unos US$ 35 billones que están denominados mayoritariamente en divisas extranjeras. Si el valor de esas monedas crece en comparación al dólar, valdrían más cuando se las convierte a dólares. «Así, si bien Estados Unidos es deudor neto del resto del mundo, una caída en el valor de su moneda implicaría una ganancia inesperada para Estados Unidos y una gran pérdida para el resto del mundo». Por esto, concluye, incluso quienes están en contra del billete verde podrían sentir temor si pierde valor.
La predominancia del dólar, a su vez, hace que las decisiones de Estados Unidos tengan una influencia significativa en la economía del resto de países porque influyen en el valor de la divisa. Esto sumado a que puede «castigar con severidad a países, como Irán y Rusia, mediante la imposición de sanciones que limitan su acceso a las finanzas mundiales».
¿Podría dejar de ser el dólar la principal moneda? Así evolucionan las reservas
Como explicamos, el hecho de que la mayor parte de las reservas de los bancos centrales estén en dólares explica en parte su supremacía. Y aunque en términos absolutos es así, el predominio del dólar en este ámbito ha descendido en las últimas dos décadas: en 1999, el 70% de las reservas de los bancos estaban en dólares y para el último trimestre de 2022 el porcentaje había caído al 59%, según datos del FMI.
¿Qué divisas han ganado terreno? Otras de las tradicionales en el mundo de las reservas, como el euro, la libra esterlina y el yen no son las que más se han beneficiado, dice el FMI. Tres cuartas partes de la transición del billete verde a otras monedas responde a las divisas de economías más chicas, por ejemplo los dólares canadienses y australianos, las coronas suecas y los won surcoreanos.
Que sea la principal no significa que sea la más fuerte
Una moneda fuerte se determina por la cantidad de bienes y servicios que puedes comprar con ella y la cantidad de otras divisas que puedes recibir a cambio de una unidad de la moneda inicial, según explica un análisis de Forex.com, plataforma de negociación del mercado Forex. Al ser el dólar la divisa más utilizada en el mercado, funciona como punto de referencia para calcular el valor de las otras monedas. Así, entre más dólares necesites para comprar 1 sola unidad de otra moneda, más fuerte será. Si requieres menos dólares, pues se le considera más débil.
En este marco, las tres monedas más fuertes actualmente son el dinar kuwatí, el dinar bareiní y el rial omaní.