El anuncio de la renuncia de Musk a completar la compra de Twitter pone fin a más de cuatro meses de especulación sobre las verdaderas intenciones del magnate. La transacción llevaba en ‘stand-by’ desde mayo, cuando requirió a la red social información detallada sobre el número de cuentas falsas y de ‘spam’ presentes en Twitter. Ahora, la negativa del multimillonario propietario de Tesla le obliga a hacer frente a una penalización de 1.000 millones de dólares por romper el acuerdo de compra.
El hombre más rico del mundo se ha mostrado descontento con la cúpula de Twitter en varias ocasiones y ha señalado que el 6 de junio ya había enviado una «advertencia» a la empresa. Musk considera que el «periodo de enmienda» se ha terminado.
Batalla legal de Twitter
Twitter asegura que menos del 5% de sus usuarios son cuentas falsas y de correos basura, lo que el magnate sudafricano considera una «subestimación dramática». Además, el empresario denuncia que la compañía ha «rechazado» darle estos datos repetidamente e ignora sus peticiones sobre este tema.
El presidente de la red social, Bret Taylor, ha anunciado que el consejo directivo de la compañía va a «emprender acciones legales para llevar a cabo el acuerdo de compra» firmado con Elon Musk. Dichas acciones serán llevadas al Tribunal de Cancillería de Delaware, donde se dirimen los grandes litigios comerciales en el gigante norteamericano.
Por otra parte, esta semana, la red social ha confirmado que ha despedido a una tercera parte de su equipo de captación de talento y ha congelado las nuevas contrataciones.
Elon Musk consigue comprar Twitter por 44.000 millones de dólares