La viruela del mono está provocada por un virus del género ‘Orthopoxvirus’. No es un patógeno nuevo, ya que lleva varios años circulando principalmente en África. Los cuadros que provoca suelen ser habitualmente leves o moderados, según la OMS.
Incubación y síntomas de la viruela del mono
El periodo de incubación ―de infección a primeros síntomas― oscila entre cinco y 21 días. La OMS divide la enfermedad en dos periodos: invasión y erupción. Es importante recordar que siempre será el sanitario correspondiente quien determine el diagnóstico.
La primera etapa dura entre cero y cinco días. Los síntomas son: fiebre, dolor fuerte de cabeza, dolor de espalda, dolores musculares, cansancio e inflamación de los ganglios linfáticos (situados, entre otras partes, cerca del cuello, en clavículas y axilas).
La segunda fase aparece de una a tres jornadas después de la fiebre. En este espacio temporal los contagiados sufren erupciones en la piel ―pequeñas heridas―. Tal y como refleja la OMS, afecta a: la cara en el 95% de los casos, palmas de las manos y pies (70%), boca (70%), genitales (30%) y conjuntivas de los ojos ―parte blanca― (20%). Pueden aparecer en otras partes.
Las lesiones que provoca son: máculas (base plana), pápulas (firmes y elevadas), vesículas (con líquido claro), pústulas (con líquido amarillento) y costras. La institución señala que los síntomas pueden durar de dos a cuatro semanas.
Letalidad y gravedad
La OMS señala que la viruela del mono suele ser leve o moderada. En algunas personas sí puede derivar en un cuadro grave y la muerte. La organización recalca que la letalidad no supera el 10%; no mata a más de uno de cada 10 infectados. Son datos obtenidos en África.
«Los casos graves ocurreSíntomas de la viruela del mono, transmisión, incubación y letalidadn con mayor frecuencia entre los niños», apunta la agencia de la ONU. La gravedad depende de la exposición al virus y, sobre todo, del estado de salud del paciente. El patógeno puede conllevar complicaciones como infecciones secundarias, sepsis, bronconeumonía, encefalitis y pérdida de visión por infección de la córnea. No obstante, se dan en una minoría de los cuadros médicos.
Transmisión
El contagio ocurre por dos vías diferentes. Una es el contacto con fluidos, lesiones, mucosas y sangre de animales infectados. Todavía no se ha encontrado el reservorio del virus, pero se sospecha de: ratas en Gambia, monos, ardillas de árbol y cuerda, así como lirones.
También está la transmisión entre humanos. «Es relativamente limitada», explica la OMS. La infección puede darse a través del contacto con lesiones de una persona contagiada y secreciones respiratorias ―pequeñas gotas al exhalar o hablar―. En Madrid se investiga si los posibles casos derivan del intercambio de fluidos respiratorios durante relaciones sexuales.