La invasión de Ucrania, que se ha convertido en la primera gran guerra híbrida del siglo XXI, está sorprendiendo precisamente por su escasa actividad cibernética.
Rusia lanzó ciberataques en las semanas previas al 24 de febrero, pero desde que las tropas enviadas por Moscú asaltaron Ucrania a sangre y fuego, el frente virtual pasó a un segundo plano, y ya solo se ha centrado en las campañas de desinformación llevadas a cabo por el aparato propagandístico del Kremlin.
Se trata de la evolución lógica, según los expertos, quienes apuntan a que la ciberguerra está concebida como el paso previo a la ofensiva militar.
Los ciberataques que antecedieron a la invasión se centraron sobre todo en defacements (desfiguraciones de webs en las que se reemplaza el contenido original por mensajes propios) y ataques de denegación de servicio (DDoS), cuyo objetivo era colapsar páginas y sistemas informáticos. Uno de los portales atacados fue Diia, el más utilizado por los ciudadanos ucranianos para gestionar los servicios en línea de su Gobierno.
«La ciberguerra es un modo de presión, de desestabilizar al enemigo, y de crear también miedo en la población. Por eso en el momento en el que comienza el ataque físico, tiene sentido que pierda protagonismo el cibernético», explica Yolanda Quintan, autora del libro Ciberguerra.
Esta periodista experta en tecnología asegura que, desde comienzos de enero de 2022, se registró un incremento «del 196%» en los ataques cibernéticos por parte de Rusia contra instalaciones o webs oficiales ucranianas. «Es lógico que durante el momento prebélico hubiera este incremento de ataques, como una forma de aumentar la presión, el miedo, y favorecer que cuando la invasión física se produjera fuese más fácil una rendición rápida», expone.
En realidad, Ucrania lleva sufriendo ciberataques masivos contra sus instituciones desde hace años. «Ucrania ha sido el laboratorio de la ciberguerra de Rusia, y al menos desde 2013 hay documentados ataques informáticos«, asegura Quintana.
Ciberataques y desestabilización
El Gobierno ucraniano denunció el pasado mes de enero que Rusia llevaba tiempo desarrollando contra ellos una “guerra híbrida”, y acusó al Gobierno de Putin de estar detrás.
Las guerras conocidas como «híbridas» van más allá del terreno militar, y se complementan con ataques en el ciberespacio, además de intensas campañas de desinformación y desestabilización.
«Las guerras, cada vez más, se producen en los dos ámbitos, en el físico y en el virtual», manifiesta Juan José Nombela, director del área de Ciencia de la Computación y Tecnología de la Universidad Internacional de la Rioja, quien cree que, en el caso de Ucrania, los ciberataques, aunque no se vean, «se siguen produciendo, pero están siendo repelidos gracias el buen trabajo de los expertos».
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