El Banco de España avanzó en octubre que rebajaría las previsiones de crecimiento para España este año y el que viene, en línea con el resto de organismos internacionales, debido a la «moderada» ralentización de la economía en el tramo final del año como consecuencia de la crisis en las cadenas de suministro globales y el repunte de la inflación, una advertencia que ha quedado constatada este viernes con la publicación del último informe de proyecciones del año: según el supervisor, la economía española crecerá un 4,5 % en 2021, casi dos puntos por debajo de lo estimado en verano, y un 5,4 % en 2022, cinco décimas menos que lo pronosticado entonces; fiando todo a 2023, cuando espera que España crezca un 3,9 %, casi dos puntos más.
Entre los principales motivos que el Banco de España alegó entonces y reitera ahora se encuentran la «sorpresa a la baja» en los datos de crecimiento económico en el segundo y en el tercer trimestre, el retraso en la implementación de los proyectos asociados a los fondos europeos, así como un menor dinamismo de la actividad en los últimos meses debido al repunte de casos y las nuevas restricciones, además de la inflación y los cuellos de botella comentados anteriormente.
«A medida que estos impedimentos vayan despejándose, la mejora de la confianza de los agentes privados y de las condiciones en el mercado de trabajo, la prolongación del período de condiciones financieras favorables y el despliegue de los proyectos vinculados al programa Next Generation EU (NGEU) impulsarán el gasto», apunta el organismo.
De esta forma, calcula que en 2021 el Producto Interior Bruto (PIB) podría crecer un 4,5 %, tras anotar un incremento del 1,6 % en el último trimestre del año. Mientras que en 2022 «se aceleraría» hasta el 5,4 %, lo que permitiría retomar el nivel precrisis hacia el inicio de 2023.
Sin embargo, estas previsiones están muy alejadas de las estimadas en septiembre, hace apenas tres meses, cuando esperaba que la economía española repuntase un 6,3 % y un 5,9 %, respectivamente.
El Banco de España se une así a otros organismos nacionales como la Autoridad Independiente de Responsabilidad Fiscal (AIReF) e internacionales como la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE), la Comisión Europea o el Fondo Monetario Internacional (FMI) que recientemente han rebajado sus previsiones económicas ante el aparente freno que la economía española experimentará en la última parte del año, al menos respecto al optimismo del verano y del Gobierno, que sigue manteniendo que el PIB aumentará un 6,5 % este año.
Según el Banco de España, la actividad mantendrá «un notable dinamismo entre mediados de 2022 y principios de 2023, antes de experimentar una cierta moderación posterior», en parte gracias a la aportación de los fondos europeos.
Será entonces cuando el país recupere gran parte de lo perdido -recordemos que fue la economía que más cayó tras el golpe de la pandemia, un 10,8 %- y crezca por encima de lo estimado: el PIB alcanzará el 3,9 %, casi dos puntos más que en las últimas proyecciones del supervisor.
La recuperación en España es más lenta que en la eurozona
Con todo, el organismo reconoce que «la recuperación de la actividad está siendo más lenta en España que en el área del euro, a pesar de que, a raíz de la pandemia, la contracción del producto fue también más acusada en nuestro país».
En concreto, la brecha del producto con respecto al nivel previo a la crisis ascendía en el tercer trimestre a 6,6 y a 0,3 puntos en España y en el área del euro, respectivamente.
«En parte, esta evolución más desfavorable de la actividad en comparación con las economías de nuestro entorno se debe al mayor peso del turismo internacional, componente de demanda especialmente afectado por la pandemia», apunta el informe.
No obstante, España crecerá en los próximos años por encima de la media del conjunto de países que comparten la moneda común, cuyo PIB avanzará el próximo año un 4,2 %, antes de desacelerarse hasta el 2,9 % en 2023.
Según el Banco de España, el conjunto de países que comparten la moneda común también sufren los efectos de los cuellos de botella en la oferta y el encarecimiento de la cesta de consumo en el tramo final del año, por lo que el PIB no recobrará un mayor dinamismo hasta mediados de 2022, a medida que se vayan disipando esos obstáculos al crecimiento.
El organismo insiste en que la incertidumbre en torno a estas estimaciones es «muy elevada», dado que los datos cuantitativos disponibles para este período son todavía limitados. «Adicionalmente, la información relativa a la ejecución de los proyectos vinculados a los fondos europeos es incompleta», asegura, «lo que dificulta la estimación precisa de su contribución al crecimiento».
Precisamente la pasada semana la Comisión Europea avaló el primer desembolso de los fondos europeos por importe de 10.000 millones para España, mientras que el Gobierno ya ha autorizado más del 73 % de las ayudas e inversiones previstas para 2021, lo que se traduce en unos 18.000 millones de euros, que podrían favorecer al despliegue de estas ayudas.
El organismo ha recalculado la contribución al crecimiento de los fondos europeos, que pasan de 0,6 a 0,3 puntos porcentuales en 2021 y de 2,5 a 2 puntos en 2022, debido a los retrasos en su ejecución. Así, para el cierre de este año, el Banco de España prevé que el gasto efectivo alcance los 11.000 millones de euros, una tercera parte de lo que pronosticaba -según la entidad- el Gobierno.
La inflación seguirá en máximos el próximo año
Aunque son principalmente las alteraciones de las cadenas de suministros globales y el repunte de la inflación los factores que han limitado el avance del PIB en el período más reciente y previsiblemente lo seguirán haciendo en los próximos meses, advierte el Banco de España.
Por un lado, la escasez de determinadas materias primas y la «insuficiencia» de la capacidad existente del transporte marítimo internacional para atender de manera fluida la reactivación de los flujos comerciales han provocado «alargamientos de los plazos necesarios para satisfacer los pedidos de bienes».
Una muestra de ello es el significativo aumento entre el cuarto trimestre de 2020 y el mismo período de 2021, de la proporción de empresas que manifiestan estar experimentando dificultades en el suministro por parte de sus proveedores: desde el 13 % hasta el 31 % en el total de la muestra y desde el 14 % hasta el 51 % en el caso de la industria.
Según señala el informe, estos problemas conllevarán una reducción del PIB en torno a dos y tres décimas en 2021 y entre cinco y nueve décimas en 2022. No obstante, se espera que estas distorsiones previsiblemente se moderarán en el transcurso del segundo semestre de 2022.
Además, estos desequilibrios entre demanda y oferta han originado «notables» presiones inflacionistas a nivel global, siendo «particularmente significativos» en el caso de muchas materias primas, en especial de algunas energéticas.
«Como consecuencia de este encarecimiento, en los países importadores de estos productos se ha reducido el poder de compra de los hogares y se han incrementado notablemente los costes en algunos procesos productivos, lo que ha moderado la intensidad de la recuperación», recalca el informe.
Según sus cálculos, la inflación cerrará este año en el 3 %, ocho décimas más que en la previsión de septiembre; y seguirá creciendo en 2022 hasta el 3,7 %. Se trata de un dato que duplica el estimado anteriormente, que era del 1,8 %.
«Tras mantenerse elevada en los primeros meses de 2022, se espera que la inflación se desacelere intensamente con posterioridad», indica, pues en 2023 se rebajará hasta el 1,2 %, en línea con lo proyectado hace tres meses.
Asimismo, las incertidumbres incluyen la posibilidad de que empeore la situación epidemiológica, sobre lo cual «se están produciendo ya algunas señales en el tramo final del año», alerta el supervisor.
«Las consecuencias de la aparición reciente de la variante ómicron son, en estos momentos, enormemente inciertas. Al mismo tiempo, el reducido ritmo de despliegue de las vacunas en algunas áreas del mundo puede favorecer el surgimiento de nuevas variantes del virus, con características que conlleven consecuencias más adversas para la salud pública a nivel global», concluye.
La tasa de paro volverá a niveles prepandemia en 2022
En cuanto a las proyecciones sobre la tasa de paro, el Banco de España ha mejorado sus estimaciones y prevé que se situará en el 15 % este año, por debajo del 15,1 % estimado previamente, mientras que bajaría al 14,2 % en 2022, al 12,9 % en 2023 y al 12,4 % en 2024.
«En consonancia con la recuperación del empleo, la tasa de paro seguirá descendiendo a lo largo del horizonte de proyección, hasta pasar a situarse por debajo de los niveles previos a la pandemia a partir del segundo semestre de 2022», ha señalado el organismo, que adelanta un año la recuperación de la tasa de paro, que preveía que se produjese desde a mediados de 2023 en las proyecciones del mes de septiembre.
Por último, el organismo mejora sus estimaciones de ingresos y gastos para este año, ya que el déficit público quedará en 2021 en el 7,5 % del PIB, frente al 7,6 % previamente estimado, aunque las empeora ligeramente para 2022 y 2023, con tasas del 4,8 % y el 4 %, respectivamente.
En cambio, ha elevado sus estimaciones para la deuda en 2021 y 2022, tras situarla ahora en el 120,4 % en 2021, frente al 117,9 % previsto anteriormente y en el 115,7 % en 2022, frente al 114,3 % anticipado previamente. Eso sí, de cara a 2023 mejora la tasa del 114,3 % al 113,7 %.
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