Récord de salidas en la banca por los ‘ERE de la digitalización’

La digitalización ha agravado la sangría de empleo en los bancos hasta niveles que no se atisbaban desde lo peor de la crisis financiera.

En el último año, las (ahora) cinco mayores entidades de España por volumen de activos en nuestro país e Ibercaja (la novena) han ejecutado seis Expedientes de Regulación de Empleo (ERE) y un plan de ajuste.

Hasta 18.627 empleados de la banca, en su mayoría de la red de sucursales, se han visto afectados ya o lo harán en los próximos meses conforme avancen las fases de estos procesos de despido colectivo. Una cifra que supera la de 2013, el peor año de la crisis financiera para el empleo en los bancos españoles. Entonces, fueron más de 12.300.

La digitalización de la banca amenaza con igualar la sangría de puestos de trabajo que dejó tras de sí la oleada de fusiones y cierres de entidades provocada por la crisis financiera. Solo en ERE, de 2010 a 2013, salieron cerca de 26.000 trabajadores.

A día de hoy ya son más de 23.800 las acumuladas desde 2019, cuando Caixabank y el Banco Santander mentaron ya el desarrollo de sus servicios digitales para justificar sus ERE.

“Veíamos que el banco, y la banca en general, tenía que cambiar. Es imposible afrontar la banca como la hemos estado viviendo tradicionalmente. Desde dentro lo hemos estado viendo. Era la crónica de un suceso anunciado, lo que pasa es que todo lo ocurrido con la crisis del coronavirus, si antes ibas dando pasos, ahora se ha dado una zancada”.

Es la reflexión de Flora García, que se ha acogido al ERE de BBVA tras 41 años trabajando en la banca. “Me marcho tranquila”, afirma, “avanzando tecnológicamente, a mí me parece muy positivo, hay muchas cosas que, de verdad, no son necesarias hacer en una oficina bancaria. Lo creo así sinceramente”.

Oleada de cierre de sucursales

Como consecuencia de estos seis ERE, más de 3.800 sucursales se han cerrado o se cerrarán en los próximos meses en toda España, según los datos recopilados de los acuerdos entre las empresas y los sindicatos.

En el caso de Caixabank ha penalizado en especial la absorción de Bankia, con un elevado solapamiento territorial. También en Unicaja Banco tras fusionarse con Liberbank, la última operación y el último ERE que se ha cerrado este año.

Las tres últimas oficinas en las que ha trabajado en la capital Jose María Balandín han cerrado. Él ha salido en el ERE de BBVA tras empezar en 1979 en Banco Exterior y haber desempeñado funciones en administración, tesorería y red comercial. “Sigue habiendo muchos clientes presenciales y esa parte se está descuidando”, sentencia José María.

“Pueblos que se quedan sin bancos, barrios que se quedan sin bancos, estás en una oficina –lo ves– la gente se enfada porque la más cercana está a cuatro manzanas, luego tienen que estar esperado 40 o 50 minutos”, añade.

“Acudir al banco es como ir al médico. Antes era como ir a casa”. Es la percepción de Miguel Ángel Gil, que lleva trabajando en banca desde 1992. Empezó en Caja Ávila y, desde entonces, ha sido testigo de varias fusiones; siempre ligado a la red de oficinas como jefe de zona y territorial. Ahora se ha acogido al ERE de Caixabank.

“Tienes que ir con cita previa (a la sucursal) y, si no, pues no te atienden. Antes era como ir a casa, siempre con los brazos abiertos. Esto ha sido el mayor cambio que ha podido haber”, cuenta Miguel Ángel, que lamenta el impacto que ha tenido la pandemia como acelerador de todos estos cambios. “No es malo ni es bueno. Es adaptarse a lo que hay. Tenemos que seguir cambiando con la sociedad, no puedes continuar con el modelo físico. También puede ser una oportunidad”, matiza.

Más voluntarios que salidas previstas en los ERE

La irrupción de los servicios digitales ha reconvertido, a su vez, el papel de los trabajadores de la banca en la red de oficinas. Tanto José María como Miguel Ángel coinciden en que “están sufriendo mucha presión” y, con cada vez mayor frecuencia, ejercen más funciones comerciales.

Los ERE, al final, han emergido como asidero para muchos empleados –a su juicio– “desencantados” y salir de un sector “que no ha resultado ser lo que esperaban”. Una circunstancia que ha provocado que en muchos de los ERE ejecutados en el último año el número de voluntarios haya sobrepasado incluso el de salidas acordado por la empresa y los sindicatos, una vez que se ha rebajado durante el periodo de negociaciones del despido colectivo.

Ha sido el caso de Banco Sabadell –ha recibido 2.122 adhesiones para un máximo de 1.605 salidas– y el de Caixabank –8.246 adhesiones voluntarias frente a las 6.452 prejubilaciones y despidos–.

“La presión comercial es brutal dentro de las oficinas. Me gustaría que volviésemos a vender productos financieros y que no todo sea la venta de productos electrónicos y coches como estamos haciendo ahora”, dice Begoña Peiró. Ella es presidenta del Sindicato Independiente de Empleados de Caixabank y se queja de “por qué tanta gente joven se ha querido apuntar” al ERE.

“Ya no trabajamos en lo que queríamos”, apostilla, “y eso que es un sector bien pagado, pero también es verdad que, con cada reestructuración, hemos perdido en condiciones y beneficios sociales, no solo con los ERE, sino con los convenios, que han ido empeorando”.

Peores condiciones y afectados más jóvenes

De forma similar, las condiciones de estos ERE son peores que en acuerdos anteriores, según Nuria Lobo, secretaria general del Sector Financiero en CC.OO. “Quieren reducir plantilla a toda costa. Las entidades lo que buscan prioritariamente es mejorar márgenes y ratios, han decidido el cierre masivo de oficinas, no solo por la pandemia, sino por el incremento de la digitalización”.

Nuria Lobo ha estado sentada en la mesa de negociación algunos de los últimos ERE y ha asesorado en la mayoría. Begoña Peiró y ella coinciden en que, pese al elevado volumen de salidas, estos ERE son distintos a los de la crisis financiera.

“Aquellos se cubrieron básicamente con personal prejubilable de más de 56 años que voluntariamente accedieron a marcharse. Ahora no ocurre lo mismo. Las plantillas se han rejuvenecido con las salidas de todas esas personas y ahora ya no queda mucha gente prejubilable y hay que prescindir de gente de menos de 50 años para cubrir el cupo que fijan las entidades”, argumenta Lobo. Para Peiró, “no han sido tan dramáticos como los de la crisis financiera porque el proceso ha sido voluntario y no se han cerrado entidades”.

Otras de las grandes diferencias han sido las huelgas que han convocado en pleno proceso de negociación de los ERE y que ni Unicaja Banco, ni Caixabank ni Banco Sabadell habían vivido antes en su historia.

Pese a esos niveles de movilización, las dos representantes sindicales, bregadas en varios procesos en los últimos años, están convencidas de que la banca sufrirá nuevos ERE más adelante a cuenta de la digitalización y el avance de la integración de las entidades que se han fusionado.

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