Más de la mitad de los aspirantes a la residencia se quedarán fuera del Sistema Nacional de Salud, pero esto no implica que no existan otras salidas para ejercer como profesional sanitario.
Suspender el MIR equivale al fin de la carrera profesional para algunos. La convocatoria actual de acceso a la formación sanitaria especializada ha contado con un total de 14.450 aspirantes compitiendo por las 6.526 plazas ofertadas por el Ministerio de Sanidad, lo que equivale a que más de la mitad de los candidatos quedarán fueran de las residencias del Sistema Nacional de Salud (SNS). Una escena que se repite año tras año y que obliga a miles de médicos a replantearse cuáles serán sus próximos pasos.
La opción más popular es intentarlo una segunda vez. Los candidatos al MIR han venido dedicando, durante los últimos meses, incontables horas de estudio para estar preparados al examen de acceso a la residencia. Aunque los nervios o la ‘novatada’ les pudo haber jugado una mala pasada, cuentan con más tiempo de preparación que les permitirá una posible ventaja con respecto a otros aspirantes que acaban de abandonar la facultad de Medicina y, por ende, cuentan con menos tiempo de estudio y simulacros a cuesta.
Aunque sea el camino tomado por la mayoría de los aspirantes que no consiguen un buen número de orden, no existe una garantía de que la segunda oportunidad lleve hasta una plaza en el Sistema Nacional de Salud. En este sentido, es recomendado hacer una tarea de autocrítica, donde el aspirante evalúe su resultado en el examen MIR con los obtenidos en los simulacros. Si se percibe un descenso considerable, es posible que se requiera más un trabajo de control de nervios que de adquisición de conocimientos, pero si el resultado es similar, quizá habría que valorar otras opciones.
Por ejemplo, hay aspirantes que al observar que su número de orden no es suficiente para alcanzar la especialidad u hospital anhelado, optan por escoger una nueva disciplina o ir a cursarla en una localidad más lejana. Algunos pueden considerar que Medicina Familiar y Comunitaria se ha convertido en el ‘cajón de sastre’ de los médicos que no han logrado acceder a otras especialidades, siendo la especialidad con el mayor índice de recirculación dentro de la formación sanitaria especializada con un 37 por ciento del total, según los datos del Ministerio de Sanidad.
Caminos alternos a la residencia
Hay vida más allá del MIR. Los médicos generalistas pueden encontrar una salida en la sanidad privada. No obstante, es una fórmula que se ha venido complicando durante los últimos años, debido al incremento en el número de contrataciones de especialistas para sus equipos. En este sentido, será fundamental contar con un perfil diferenciador que sea lo suficientemente atractivo para conquistar el interés del centro, al margen de no contar con el MIR en el currículum.
Otra fórmula es alistarse al Ejército. Los médicos podrán aprovechar sus conocimientos teóricos y prácticos para apoyar las operaciones conjuntas o combinadas de los cuerpos militares. Entre sus funciones principales de la Sanidad en Campaña está la selección, conservación y recuperación del personal desde una perspectiva médica, minimizando el efecto de las lesiones o enfermedades que puedan contraer los miembros de las unidades. Sin embargo, hay que cumplir con algunas condiciones mínimas.
El Ministerio de Defensa establece que, además de la licenciatura o título en Medicina, el candidato deberá tener entre 18 y 33 años, contar con la nacionalidad española y carecer de antecedentes penales. Asimismo, deberá superar pruebas prácticas, tener dominio del inglés y pasar exámenes psicológicos (aptitudes intelectuales y de personalidad) y psicofísicos (reconocimiento médico y pruebas físicas). Con estas barreras superadas, el médico está preparado para dar asistencia a las Fuerzas Armadas, además de trabajar en las áreas de Medicina preventiva, inteligencia sanitaria, formación o investigación de la Medicina militar y en ambientes extremos.
Una vida dedicada a la investigación
La experiencia militar no es apta para todos los profesionales sanitarios. Al contrario, hay quien prefiere la tranquilidad de un laboratorio antes que la adrenalina de los campos de batalla. Si bien el dedicarse a la investigación suele significar poner en pausa la asistencia sanitaria, no dejan de ser una pieza clave para el Sistema Nacional de Salud (SNS), dando nuevos pasos en la incorporación de nuevas tecnologías, descubrimientos y avances que ayudarán a mejorar la calidad de vida de los pacientes o, al menos, a combatir con más efectividad sus enfermedades.
Con una amplia gama de campos por descubrir o en los que innovar, los profesionales pueden dar rienda suelta a su imaginación e indagar sobre los grandes temas que aún quedan por resolver en el ámbito de la Medicina. Sin embargo, existe un inconveniente: todos los procesos de investigación suelen requerir de importantes sumas de dinero y su financiación se ha visto seriamente reducida a causa de la situación económica vivida en los últimos años.
Emigración
Los médicos también pueden buscar en otros países las oportunidades que no encuentran en España. Por ejemplo, una de las opciones más cómodas para intentar la especialización es intentar aprobar el ‘MIR italiano’, una prueba que no exige demostrar el conocimiento del idioma ni que cuenta con un cupo para los aspirantes extracomunitarios, siendo una gran oportunidad para acceder a la residencia que tendrá validez en España. Sin embargo, no es el único destino habitual, ya que también hay un elevado número de médicos provenientes de facultades españolas que viajan a Inglaterra, Estados Unidos, Japón y Canadá para probar suerte.
La emigración también puede tener una vertiente más benéfica. Son muchas las ONG que buscan a médicos para formar parte de los equipos que viajan a las zonas más necesitadas del mundo para ofrecer sus servicios. Una oportunidad que permite ganar experiencia en el ámbito sanitario, así como aprender a adaptarse a situaciones difíciles que se alejan de la teoría impartida en las facultades de Medicina. Muchos consideran estos viajes una forma de reencontrarse y volver con más fuerza para intentar, de nuevo, superar el examen MIR.