El Banco Central Europeo (BCE) en su Informe de Estabilidad Financiera indica que los riesgos para la estabilidad financiera siguen siendo elevados en la región.
La zona euro se enfrenta a riesgos elevados para la estabilidad financiera como consecuencia del aumento de los niveles de deuda y el impacto desigual de la pandemia, así como por la exuberancia observada en los mercados, incluida la sobrevaloración del precio de algunos activos, que podrían sufrir correcciones abruptas, según ha advertido la institución.
La institución subraya que el impacto económico desigual de la pandemia supone que los riesgos para la estabilidad financiera se concentren en sectores y países específicos, «a menudo con mayores vulnerabilidades preexistentes».
En este sentido, el BCE sostiene que las medidas implementadas ayudaron a reducir a mínimos históricos las insolvencias de empresas durante la pandemia, pero advierte de que, dado que este apoyo se eliminará gradualmente, «no se pueden descartar tasas de insolvencia considerablemente más altas que antes de la pandemia, especialmente en algunos países de la zona del euro».
Esto, a su vez, podría pesar sobre los soberanos y los bancos que brindaron apoyo a las empresas durante la pandemia, señala.
Paralelamente, el BCE advierte de que en los últimos seis meses se han registrado subidas persistentes en muchos mercados financieros y precios más altos en los mercados inmobiliarios residenciales de la zona euro, lo que ha aumentado la preocupación por la sobrevaloración y la posibilidad de correcciones abruptas de los precios de los activos.
A este respecto, los recientes incrementos en los rendimientos de la deuda de referencia de Estados Unidos han reavivado las preocupaciones sobre el potencial impacto de cambios en las condiciones financieras, lo que podría afectar a empresas endeudadas, hogares, soberanos y a los inversores que se han visto cada vez más expuestos al riesgo de duración, crédito y liquidez en los últimos años.
«A medida que la zona euro sale de la tercera ola de la pandemia, los riesgos para la estabilidad financiera siguen siendo elevados y se han distribuido de manera más desigual», ha indicado el vicepresidente de la institución, Luis de Guindos, en la presentación del informe.
De este modo, el exministro español de Economía ha apuntado que la mayor carga de la deuda empresarial en países con un mayor peso del sector servicios puede aumentar la presión sobre los gobiernos y los bancos de estas jurisdicciones.
Asimismo, ha defendido que el amplio apoyo prestado, en particular a las empresas, podría pasar gradualmente de una base amplia «a una más específica».
NIVEL ILUSORIO DE INSOLVENCIAS EN 2020
En cuanto a la situación de los bancos, el informe del BCE pone de relieve la significativa mejoría en el sentimiento del mercado hacia el sector, como refleja el aumento en los precios de las acciones bancarias desde los mínimos del pasado mes de octubre.
Sin embargo, el banco central reitera que la rentabilidad del sector sigue siendo débil, mientras que las perspectivas para la demanda de préstamos son inciertas y, aunque la calidad de los activos bancarios se ha mantenido hasta ahora, advierte de que el riesgo crediticio puede materializarse con retraso, lo que implica la necesidad de incrementar las provisiones para préstamos incobrables.
A este respecto, considera necesarias soluciones efectivas para los préstamos dudosos y un uso completo de los colchones de capital disponibles para respaldar la recuperación.
«La situación en términos de insolvencias en 2020 fue en cierta forma ilusoria, no era real y veremos un aumento de insolvencias, no tan fuerte como preveíamos al inicio de la pandemia, pero el elemento clave será el ritmo de retirada de los apoyos», ha asegurado Guindos durante la presentación del informe.
«Lo que esperamos es que en 2021 veremos un aumento en el nivel de insolvencias, pero la proyección que tenemos es que la evolución dependerá mucho de cómo los gobiernos comienzan a retirar las medidas de apoyo, que deberá ser de manera gradual, prudente y en paralelo con la recuperación», ha añadido, subrayando que en su opinión «es mejor pecar de prudente que ser muy agresivos».
Sobre esta cuestión, el economista ha recordado que el tema de la consolidación fiscal queda fuera del ámbito del BCE, aunque ha afirmado que, en su opinión, lo más importante es que una vez que se haya dejado atrás la pandemia los planes de consolidación que se presenten sean creíbles