El precio de los servicios funerarios se triplica en Norteamérica con respecto al país europeo, lo que compromete la finanza de los familiares y seres queridos.
Morir en España es más económico que en Estados Unidos. Durante la conmemoración del Día de todos los Difuntos, las empresas funerarias hacen públicos los datos vinculados con el sector, lo que permite tanto conocer la evolución del coste de sus servicios como la comparativa internacional. Datos que revelan que, mientras en España la media es de unos 3.700 euros por entierro, en Estados Unidos la cifra asciende oscila entre los 8.000 y 10.000 dólares.
Aunque los costes pueden abaratarse en unos 200 euros si se escoge la cremación, estos precios son difíciles de afrontar por las familias y seres queridos. Grupo Mémora afirmó que, en Barcelona, “tres de cada cuatro familias no pagan el servicio en el momento de la defunción en 2016”. La mayoría de quienes sí afrontan los costes al instante, son aquellas familias que “cuentan con sistemas de previsión y otros que son subvencionados por la compañía funeraria cuando pueden demostrar carencias de recursos para hacer frente al pago”, apuntan desde el Grupo.
Si se analiza al detalle, en España el servicio básico de ataúd y traslado supone un coste de entre 1.000 y 1.500 euros. Una cifra que puede superar los 3.000 euros cuando el servicio incluye la utilización del tanatorio, desplazamientos de larga distancia, ataúdes de una gama superior y traslados internacionales. Sin olvidar los 700 euros relativos al enterramiento, que pueden descender hasta los 500 euros en el caso de una incineración.
En el caso de Estados Unidos, la media del coste de servicio funerario alcanza los 6.000 dólares, aunque no es la única cifra a la que deben hacer frente los familiares. A esto se suman los entre 2.000 y 4.000 dólares destinados al cementerio por la compra del espacio y de la lápida. Aunque lo normal es que todo fuera gestionado por una sola empresa, no siempre es así y los seres queridos tienden a enterarse de las cantidades una vez firmado el contrato con la compañía funeraria.
Si se analiza en profundidad, las familias norteamericanas destinan unos 2.300 dólares en el ataúd, siendo el coste más alto. Le siguen otros 1.000 dólares más en concepto de la ceremonia en el tanatorio, sin olvidar los 600 dólares pertenecientes al embalsamiento y preparación corporal y otros 600 dólares más que se suman de otras áreas como el coche fúnebre, los certificados de defunción y obituarios, entre otros gastos colaterales. Aunque aún quedarían por pagar los entre 2.000 y 4.000 dólares destinados al cementerio por la compra del espacio y de la lápida.
Aunque es complicado predecir cuándo será el último día, sí se puede conocer cuánto le costará a la familia ese último adiós.