El Fondo Monetario Internacional realiza sus previsiones para el cierre del ejercicio a dos meses de finalizar el año.
La economía latinoamericana crece. El Fondo Monetario Internacional (FMI) afirma que América Latina y el Caribe registrarán un mejora económica del 1,2 por ciento para 2017. Una cifra que pone el punto final a los dos años previos en recesión y que, además, será el pistoletazo de salida para que, según las estimaciones realizadas por la institución, la región logre un crecimiento del 1,9 por ciento de su Producto Interior Bruto (PIB) para el próximo año.
Específicamente, el informe ‘Perspectivas Económicas Mundiales’ del FMI indica que “en América Latina y el Caribe, donde el PIB se contrajo casi 1 por ciento en 2016, el PIB real se prevé que aumente a 1,2 por ciento en 2017 y 1,9 por ciento en 2018”. Sin embargo, ¿cuáles serán los países que más se verán beneficiados de este nuevo resurgir de las finanzas latinoamericanas?
Los datos convierten en protagonistas a México y Brasil. Las dos principales economías de la región han visto mejoradas sus perspectivas de crecimiento respecto a las de hace tres meses. De ahí que, en México, se espera que el crecimiento alcance el 2,1 por ciento este año, mientras que las previsiones para 2018 se reducen una décima, hasta alcanzar el 1,9 por ciento.
«A pesar de la incertidumbre relacionada con la renegociación del Tratado de Libre Comercio de América del Norte (Tlcan) y una revisión a la baja de la actividad económica de Estados Unidos, el crecimiento para 2017 ha sido revisado hasta cuatro décimas al alza desde el informe de abril», apunta. Esto supone un crecimiento superior al esperado en los resultados de los dos primeros trimestres del año y una recuperación de la confianza de los mercados financieros.
En cuanto a Brasil, después de recuperar la senda del crecimiento en la primera mitad de 2017, se espera que alcance el 0,7 por ciento este año, cuatro décimas más que lo calculado en julio; y 1,5 por ciento en 2018, un aumento considerable después de que el organismo redujera esa cifra a 1,3 por ciento hace tres meses. El FMI atribuye esta revisión al alza a una «cosecha excelente y a un impulso del consumo».
No obstante, el Fondo advierte que la reducción de las perspectivas de crecimiento para 2018 respecto a lo previsto en abril, de 1,7 por ciento a 1,5 por ciento, responde a la debilidad actual de la inversión y a la inestabilidad política del país. «Una restauración gradual de la confianza, como reformas clave para asegurar la sostenibilidad implementadas a lo largo del tiempo, se proyectará en un crecimiento al 2 por ciento a medio plazo«, añadió el informe.
Crecer al ritmo del tango
En Argentina, el FMI prevé un repunte del crecimiento hasta 2,5 por ciento en 2017 frente a la contracción de 2,3 por ciento que experimentó en 2016, y se espera que se mantenga ese 2,5 por ciento también en 2018. ¿Cómo se ha logrado?, pues con el incremento de los salarios, lo que repercutió en el aumento del consumo, el incremento de la inversión apoyada por las obras públicas, y el impulso de las exportaciones gracias a una mayor demanda externa.
En Chile, por su parte, se prevé un crecimiento de 1,4 por ciento en 2017 en medio de la debilidad de la inversión fija privada, la producción minera y el consumo público, pero el FMI espera que se recupere a 2,5 por ciento en 2018 gracias a una mayor confianza, precios del cobre más altos y los recortes de las tasas de interés de los últimos meses.
En cuanto a Colombia, el FMI proyecta un crecimiento de 1,7 por ciento en 2017, seis décimas menos que lo calculado en julio, en medio de un continuo ajuste hacia menores ingresos, pero con un mayor gasto en infraestructura, una reforma fiscal favorable a la inversión y el impulso de la confianza tras el acuerdo de paz con las FARC. Las perspectivas para el país andino son de un crecimiento de 2,8 por ciento para 2018 y, a medio plazo, el Fondo calcula que el país crezca a un ritmo de 3,5 por ciento.
Dentro de la región latinoamericana también destacará la evolución positiva que se prevé, tanto en 2017 como en 2018, en: Bolivia (4,2 por ciento en 2017 y 4 por ciento en 2018), Ecuador (0,2 por ciento y 0,6 por ciento), Paraguay (3,9 por ciento y 4 por ciento), Perú (2,7 por ciento y 3,8 por ciento) y Uruguay (3,5 por ciento y 3,1 por ciento).
Latinoamérica, sin embargo, tiene su propia oveja negra: Venezuela. El país ‘bolivariano’ es el único que rompe con la tendencia general, por lo que el FMI estima que seguirán en la recesión con una contracción del 12 por ciento para 2017 e, incluso, del 6 por ciento en 2018.