La seducción se viste de cuero y encaje. Mesalina lo sabe. Recibe a sus alumnos con unas botas altas, antagónicas a lo corta de su falda, que deja entrever un liguero negro. Encima, un corset casi transparente y una mirada, penetrante, que deja a los hombres de piedra ante su imagen. Un cuerpo de Venus, pero con el peligro de Medusa. Así es el personaje que representa la actriz venezolana, Vanessa Morr, en la obra ‘La Máster Class’, que se realiza en ‘El Burdel a Escena’ en el barrio madrileño de Lavapiés.
Su pasión por los escenarios le ha abierto la puerta al mundo del entretenimiento en la capital española. Una pasión a la que dedica dos tercios de su tiempo, ya que, además de actuar, también se está cursando un diplomado de actuación para cine y televisión en el Instituto del Cine de Madrid. De ahí que el resto de su tiempo libre lo dedique a trabajar en un restaurante especializado en comida española. “A diferencia de Venezuela, veo en España un público más conectado con el teatro, lo que hace que la oferta sea mayor y se facilite el acceso a la actuación”, explica.
Aunque solo lleva casi dos años en Madrid, la actriz de 29 reconoce que “España te ofrece las herramientas para llegar a donde quieres, pero hay que trabajar duro”. En este sentido, recuerda que es necesario el “esfuerzo y disciplina que se ponga en cada proyecto”, aunque no se trata de un camino solitario, ya que “desde mi llegada me he topado con personas que me han extendido una mano amiga y me abrieron las puertas de sus hogares”.
De ahí, que Morr asegure que “si ya me gustaba el estilo de Europa y su carácter histórico, en España hay muchas similitudes con Venezuela y esa ‘cosa latina’ que hace que nos entendamos tan bien”. En otras palabras, un puente cultural que la vincula con sus orígenes y su tierra natal, donde desde niña descubrió su pasión por el mundo del teatro, así como superó el temor de subir a un escenario y crear un mundo nuevo cada vez que sube el telón.
Esfuerzo constante
A su proceso de formación personal y profesioal se deben sumar otros estudios como la licenciatura en Teatro (mención actuación), que obtuvo en Venezuela por la Universidad Nacional Experimental de las Artes (Unearte), así como el año dedicado a la Escuela de Arte Dramático del Estado Aragua (2005-2006). Unas habilidades que fue ‘puliendo’ a través de talleres como: ‘Entrenamiento, improvisación y composición’, dictado por Else Marie Laukvik; ‘Teatro Cabaret’ de Tito Gustavo Vasconcelos; y el Taller práctico de técnicas de creación para actores y bailarines ‘Las Voces de afuera’, de Matej Matejka.
A lo largo de su trayectoria, Morr ha participado en diversas obras. Aunque su papel más reciente está en ‘La Master Class’, no se pueden pasar por alto otras de sus interpretaciones. Por ejemplo, en 2015 hizo alarde de sus habilidades escénicas al participar en piezas muy diferentes entre ellas: ‘Feliz no cumpleaños’, que estaba dirigida a un público infantil; ‘Trece rosas’, una obra inspirada en el libro de Carlos Fonseca; ‘Comisión de la verdad’, con un estilo de microteatro; y ‘Julia’, una adaptación de ‘La señorita Julia’ (obra realista escrita, en 1888, por August Strindberg).
Su presencia en las tablas no se limita a un solo año. Al contrario, se remonta hasta 2006, cuando se encontraba en Maracay. La misma ciudad que le vio estrenarse en la actuación teatral con ‘Sobre el amor y otros sueños’ y ‘Descubriendo los caminos del Popol Vuh’, ambas dirigidas por Alejandro Bastidas. Sin embargo, ese mismo año se mudaría a Caracas, donde impulsaría su carrera a través del personaje al que dio vida en ‘La tercera palabra’, que bajo la dirección de Willibaldo Blanco fue presentada en el Festival ludetista. Una actuación que le haría mantenerse en el teatro durante los dos próximos años, principalmente en las obras de Luis Ramírez: ‘La puta en el manicomio’, ‘Quisiera quererte querido’, y ‘Desterrados’.
No se puede pasar por alto su presencia en ‘La culpa probablemente’, un cortometraje gradado en la ciudad de Mérida en 2015, donde asume el rol principal de esta producción que obtuvo el tercer lugar en la categoría de ‘Cortometrajes’ del Festival de Cannes. Ese mismo año, fue parte de otra producción nacional. Específicamente, se trata del largometraje ‘Abril’, que se realizó en Caracas. A su trayectoria audiovisual se suma el papel principal que realizó en ‘Sexo servido‘, cortometraje que obtuvo el primer lugar en la categoría de ‘Cortometraje Erótico’ del Festival ELCO 2013.
La suma de las habilidades y técnicas adquiridas permiten que Morr domine el teatro, haciendo que cada palabra se quede impregnada en el espectador, mientras que su mirada profunda desnuda los sentimiento del público y les convierte en un aliado de su caracterización. Un talento que ya obtuvo reconocimientos en Venezuela y que solo es cuestión de tiempo antes de que empiece a dar de qué hablar en España.