Un proyecto de ley en Australia obligaría a las empresas tecnológicas como Google y Facebook a pagar a los medios australianos por usar su contenido.
El ultimátum del gigante de Internet a los políticos australianos locales amenaza con dejar un insólito vacío digital en un país, como tantos otros, que básicamente conoce solo una forma de navegar por la web: usando Google. El 95% de las búsquedas en Internet en Australia se realizan a través del buscador.
Un ejemplo claro lo demuestra el testimonio de un joven estudiante de ingeniería de software a Bloomberg. El joven de 24 años, oriundo de Canberra, asegura que a veces realiza 400 búsquedas al día en Google para sus estudios, ponerse al día con las noticias o buscar recetas. En esa línea, muestra cómo su historial de navegación del día anterior refleja 150 búsquedas en solo cinco horas. «La posibilidad de que las búsquedas en Google desaparezcan es aterradora, en el mejor de los casos», zanja.
Las posibles consecuencias de la disputa van mucho más allá de Australia para Google, cuyo dominio de la publicidad mundial la ha convertido en un objetivo para los reguladores en todo el mundo. Si la compañía se retira de Australia, corre el riesgo de que la ley se convierta en un modelo para jurisdicciones como las de Canadá y o la Unión Europea, que están siguiendo la disputa y quieren reducir el liderazgo de Google.
En contra de la decisión de la compañía pesa también el hecho de que deshabilitar el buscador entregaría toda Australia a sus rivales, entre ellos Microsoft con el motor de búsqueda Bing y DuckDuckGo, que no han logrado desplazar a Google como la principal puerta de acceso a la web. Estos competidores tendrían de repente un amplio terreno de juego para desarrollarse y un punto de apoyo para avanzar en la escena mundial
La primera legislación mundial al respecto será discutida por el Parlamento australiano a partir de la semana del 15 de febrero después de que un comité del Senado haya recomendado que se apruebe el proyecto de ley.
«El Gobierno espera que todas las partes continúen trabajando de manera constructiva hacia llegar a acuerdos comerciales», declaraba el ministro de la oficina del Tesorero, Josh Frydenberg, en un comunicado tras el informe del Senado.
El Ejecutivo afirma que la industria local de medios -incluidos News Corp, del magnate Rupert Murdoch, y Nine Entertainment, que publica el periódico Sydney Morning Herald- ha perdido ingresos por publicidad a manos de los gigantes tecnológicos y se le debería pagar de manera justa por su contenido.
Google argumenta que lleva tráfico a sus sitios web y que verse obligado a pagar para mostrar fragmentos de las noticias viola el principio de un Internet abierto. También se opone al modelo de arbitraje de la ley que determina cuánto debería pagar a los medios. Facebook, por su parte, ha dicho que puede impedir que los australianos compartan noticias en su plataforma si se promulga la ley, una medida sin precedentes.
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