Las inconsistencias del liberalismo económico

Como señalaba el gran filósofo Julián Marías y eminente pensador, la mentira es una liberticida. Pues la verdad y la libertad, se encuentran en una relación total. Además la mentira es algo que se realiza, no porque tenga su origen en la ignorancia. Porque cuando se miente realmente, se tiene la intención clara de mentir. A diferencia de la falsedad que puede ser como consecuencia de la ignorancia.

El liberalismo Económico propugna que todo hay que dejarlo al albur de los Mercados. Ya que ellos regularán cualquier asunto llevándolo a su punto de equilibrio correcto, a través de la Oferta y la Demanda. Por lo tanto los que defienden el Liberalismo Económico, aseguran que los Mercados son eficientes, siempre y cuando no concurran distorsiones en ellos, precisamente causadas por intervenciones originadas por regulaciones y medidas de cualquier tipo, que puedan hacer agentes exteriores a la Oferta y Demanda pura, y que normalmente por lo habitual, suelen señalar como sus causantes a las administraciones, al tratar de normativizar de cualquier manera el Mercado. Esta idea por lo tanto, defiende que que el Mercado es el sumo factotum y que cualquier ingerencia en él, harà indudablemente que no exista una asignación óptima de los Recursos. Esta idea económica es fácilmente comprensible que tiene una grave y enorme inconsistencia intelectual muy evidente, que se transluce, a tenor de ella, que es concretamente que la Economía es la que prima, con respecto a la persona. Algo que es una aberración, porque la Economía como Ciencia Social que es, está al servicio de la Persona y nunca al revés. Y que los que defienden el liberalismo económico, no creo que lo desconozcan en modo alguno. Además hay otra idea subyacente en ello, que también es espuria y que lo saben, que es precisamente que consideran que los mercados funcionan de manera eficiente.  Y eso francamente, se debe señalar con claridad, que aún no se ha podido en modo alguno demostrar.

La Economía trata de mejorar la Vida de la Persona. Y para ello se deben adoptar medidas tendentes en ese sentido.  Pues si no se adoptan y se deja exclusivamente todo a la regulación, por parte de la Oferta y la Demanda; es obvio que el tiempo necesario para ello, en caso de que finalmente sea regulado de esta manera, lo cual tampoco es seguro,  puede ocasionar a la Persona y evidentemente a la Sociedad, unos daños irreparables. Además se debe reconocer que si se deja todo al Mercado, es indiscutible que como se dice coloquialmente, el pez grande se come al pequeño.  Lo cual significa que las cosas se harán en beneficio del grande y al no pensar en el resto es casi seguro que pueden ir en detrimento de los intereses de la mayoría. Ocasionando por ello un perjuício a la propia sociedad; por no poder alcanzar su óptimo posible como consecuencia de ese impedimento, de que puedan desarrollarse la mayoría y sólo lo pueda llegar a hacer una minoría. Pues el desarrollo económico es más factible cuando participa en él cuantos más mejor. Además es evidente que el liberalismo económico sólo tiene en cuenta el crecimiento económico, lo cual también es algo de una inconsistencia palmaria. Y se debe volver a señalar, que ésto, al igual que lo anteriormente expuesto, es bien sabido por la Teoría Económica y que por lo tanto, obviarlo, sin duda obedece a razones que no son del tipo intelectual, con base lógicamente en la Verdad, como no puede ser de otra manera. Un asunto a reflexionar sobre esta proposición económica que se debe señalar que data desde el principio de la Economía, cuyo texto primero se considera como el libro de Adam Smith, publicado en 1776, que se debe tener presente es que si alguien en su sano juício, dejaría que su casa, empresa etc. sin ningún tipo de marco regulador en su necesario devenir diario y lo dejaría todo solamente a ese entorno selvático al que indefectiblemente aboca el liberalismo económico.

Una teoría de reactivación de la economía