La excelencia profesional

A pesar de que es bien sabido, ya que es conocido por todos, la importancia fundamental que tiene la Productividad, para que pueda existir el deseado Crecimiento Económico adecuado. Y aunque pueda ser una perogrullada hay que señalar que la Productividad y la Excelencia en el trabajo, son asuntos muy diferentes.
La productividad, se entiende su definición, de una manera general, por el número de bienes o servicios que son desarrollados, completamente, en una hora. Por lo que cabe señalar que es lógico, que una gran parte de esa productividad, resida en la práctica, evidentemente, en la excelencia en el trabajo; sin ningún género de duda. Pues esa excelencia profesional va a poder permitir que el trabajador ponga lo mejor de sí para poder realizar su labor como mejor sea posible.  Y eso depende indudablemente de estos cuatro factores que deben confluir para su consecución que son la capacidad mental , la formación , todas las experiencias tenidas a lo largo de su Vida ( No sólo las que son propias de ese trabajo ) y la motivación.
Estamos percibiendo, cada día en mayor medida, que los trabajadores no realizan su trabajo con una excelencia laboral debida, precisamente, por la ausencia de alguno de estos factores determinantes o incluso, en algunos casos, de todos. Aunque hoy en día, siendo sinceros, no se quiere a trabadores con gran Conocimiento, porque lo único que se persigue es que sea terminada la labor, sin más pretensiones.
El Trabajo se debe señalar que se puede dividir para entenderlo y analizarlo adecuadamente, de manera habitual y por lo general, en Funciones , Tareas, Procesos , Métodos y Labor. Por lo tanto resulta obvio que si al Trabajador no se le dota de todo lo necesario para que pueda realizar su trabajo adecuadamente ; lógicamente en lo relativo a la capacidad mental y también a su propia experiencia vital, no se va a poder incidir es evidente en ello ; va a ser muy difícil que en la pràctica que cualquier trabajador, por lo general, pueda realizar su labor alcanzando la excelencia debida. Pues sin una adecuada formación y una motivación para ello, lo habitual es que el trabajador no se desenvuelva de una manera, que tenga como objetivo conseguir realizar su labor final, con esa premisa tan importante por ser fundamental, que resulta ser, de una manera indudable, la excelencia en el trabajo.
Pues hoy estamos padeciendo, y se observa de manera palmaria de manera general, la falta de una adecuada formación de los trabajadores. Y además, hay que señalar también que en estos momentos, no puede existir nunca una sana motivación del trabajador con los salarios de miseria, que se están estructurando e instaurando ya de una manera permanente. Ya que la motivación que puede llegar a tener por ello el trabajador, es la meramente de supervivencia. Y ello, sin lugar a ningún género de duda, se puede decir, categóricamente, que destruye precisamente el interés por alcanzar la excelencia en el trabajo. Pues hay que reconocer que para poder alcanzarla tiene que concurrir también una pasión que hay que poner en cualquier tipo de labor.
Josu Imanol
Delgado y Ugarte. Economista.