El Informe sobre el estado del voluntariado en el mundo 2022, elaborado por el Programa de Voluntariado de las Naciones Unidas, titulada: Crear sociedades igualitarias e inclusivas, nos dice que con más frecuencia el voluntariado está buscando nuevas alianzas con el Estado para dar respuestas a los principales desafíos que enfrentamos como sociedad, entre los que destaca el informe: la pérdida de la biodiversidad y ecosistemas, el cambio climática y las secuelas de la pandemia Covid-19.
Esas alianzas generan nuevas formas de relación entre el ciudadano y el Estado, que junto a “las dinámicas de poder que existen entre ambas partes, se redefinen, reorientan y reinventan a fin de responder a los nuevos retos”; y de esa forma el voluntariado contribuye con la renovación del contrato social, que según el Secretario General de la ONU, António Guterres, sufre desgaste a nivel global (1).
Al hablar del contrato social, el Informe nos dice que el mismo debe ser entendido como “un acuerdo tácito y dinámico entre Estados, personas y comunidades respecto a sus funciones y responsabilidades mutuas, destacando entre ellas la participación, los bienes públicos, las políticas públicas y la fiscalidad”. (2)
Para el Secretario General de la ONU, adecuar el contrato social a la realidad del Siglo XXI se requiere abordar en ese acuerdo tres pilares claves: a) la confianza; b) la inclusión, la protección y la participación y c) la mediación y valoración de lo que es importante para las personas y el planeta (3).
Esos pilares nos acerca al concepto de cohesión social, entendida, como lo dice la ONU, como una suerte de “pegamento social” (4) que hace posible que la sociedad permanezca unida; y que según el Consejo de Europa es “la capacidad [de] una sociedad para asegurar el bienestar de todos sus miembros, minimizar las disparidades y evitar la polarización: una sociedad cohesionada es una comunidad de apoyo mutuo compuesta por individuos libres que persiguen estos objetivos comunes por medios democráticos” (5).
El voluntariado es presentado en ese Informe de 2022 como “fuerza potente, y una pieza importante del tejido de la sociedad” (6), que fortalece las relaciones entre ciudadanía y Estado, contribuye a mejorar la gobernanza, a crear sociedades más igualitarias e inclusivas, y generar una mayor estabilidad, para comprender mejor cómo el voluntariado logra generar en la sociedad ese impacto señalado, el Informe nos presenta 4 hallazgos claves que son útiles a tal fin:
1.- El voluntariado puede favorecer una cultura basada en la toma de decisiones conjuntas y de forma participativa; el Informe nos dice que la participación de los voluntarios puede ir más allá de la mera consulta, y dar como resultado la producción de conocimientos muy necesarios, así como prácticas de gobernanza innovadoras.
2.- El voluntariado puede modificar las relaciones de poder asimétricas, en este sentido, el Informe nos dice que con el apoyo apropiado, el voluntariado puede desempeñar más papeles activos y reclamar el lugar que de pleno derecho les pertenece en la sociedad, y agrega, que la labor voluntaria facilita que la ciudadanía defina la agenda del desarrollo, la haga suyo, con un enfoque de gobernanza inclusiva que fomente la participación basada en derechos.
3.- El voluntariado abre múltiples vías para la participación ciudadana, aunque sigue siendo desigual; al respecto, el Informe advierte que la desigualdad existe bien por razones particulares de cada voluntario, como por ejemplo el cuidado del hogar, o bien, porque el grupo al que pertenece realmente tiene menos oportunidades de participar, como es el caso de las mujeres del sur global.
4.- El voluntariado tiende puentes, pues se convierten, a menudo, en intermediarios de las relaciones entre proveedores y proveedoras de servicios y usuarios y usuarias, un vínculo que a veces se ve debilitado por cuestiones administrativas y la disparidad de prioridades, o como mediadores y mediadoras entre grupos marginados y autoridades estatales, y es frecuente que ofrezcan ayuda con los trámites burocráticos.
Esos hallazgos resultan absolutamente coherentes con 5 de los principios de participación ciudadana en la gestión pública, que en el 2009 fueron adoptados y reconocidos a través de la Carta Iberoamericana de Participación Ciudadana en la gestión pública, saber:
- Igualdad, que se refiere al derecho de todos los ciudadanos de gozar de garantías necesarias por parte del Estado para participar en igualdad de condiciones.
- Gratuidad, que nos dice que el ejercicio de la participación en la gestión pública debe ser gratuito.
- Corresponsabilidad social, que supone entender la participación en la gestión pública como una responsabilidad cívica de todo ciudadano, por el hecho de ser parte de una comunidad.
- Institucionalización, que supone la creación, mantenimiento y correcto funcionamiento de las instituciones y mecanismos de participación ciudadana en la gestión pública, respetando la existencia de espacios y mecanismos de participación informal y espontánea.
- Respeto a la diversidad y no discriminación, que exige el respeto a las particularidades, características y necesidades de los pueblos indígenas y afrodescendientes, así como de cualquier otro grupo poblacional, social y culturalmente diverso.
Estos 4 hallazgos y los principios destacados, aportan un marco de referencia útil y además oportuno, para que en el marco del 5 de diciembre, fecha en la que anualmente se celebra el Día Internacional del Voluntariado, podamos identificar como en la dinámica local de nuestra comunidad, se hace visible la labor del voluntariado como “fuerza potente” para preservar y fortalecer la cohesión social, entendida ésta como una suerte de pegamento social que es capaz de mantener unida a la sociedad.
Carlos Romero Mendoza.
@carome31
