
El incremento del Salario Mínimo Interprofesional (SMI) en España, aprobado para 2025, ha sido una medida clave en la lucha por mejorar el poder adquisitivo de los trabajadores con los ingresos más bajos. Este aumento de 1.184 euros mensuales, lo que equivale a 16.576 euros anuales en 14 pagas, tiene como objetivo elevar la calidad de vida de los empleados que se encuentran en situaciones económicas más vulnerables. Sin embargo, lejos de ser una mejora directa en la renta disponible de todos los trabajadores, esta subida ha puesto de manifiesto una serie de distorsiones fiscales conocidas como las «jorobas fiscales».
¿Qué son las «jorobas fiscales» del salario mínimo?
El concepto de «jorobas fiscales» hace referencia a las distorsiones que pueden surgir cuando un incremento salarial empuja a los trabajadores a nuevas categorías fiscales o les hace perder beneficios sociales esenciales. En estos casos, el aumento en el salario bruto puede resultar en una mayor retención fiscal, lo que reduce el impacto real del incremento en el salario neto del trabajador.
Estas distorsiones incluyen:
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Pase a un tramo superior de tributación del IRPF: Cuando el salario sube, algunos trabajadores pueden acabar tributando más por estar sujetos a una categoría impositiva superior. Esto puede generar un aumento significativo en las retenciones fiscales, disminuyendo la ganancia neta.
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Pérdida de beneficios sociales: Muchos subsidios y ayudas públicas están condicionados a ciertos umbrales de ingresos. Al incrementar el salario, algunos trabajadores dejan de ser elegibles para estos beneficios, lo que reduce su renta disponible de manera efectiva.
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Incremento de cotizaciones sociales: A medida que aumenta el salario, también lo hacen las cotizaciones a la seguridad social, lo que repercute en una mayor disminución de la renta neta percibida en la nómina.
Aunque estas «jorobas fiscales» afectan principalmente a aquellos trabajadores que reciben el salario mínimo, también inciden en aquellos con ingresos bajos o en sectores donde los aumentos salariales son moderados. De hecho, este fenómeno impacta a una gran parte de los asalariados con salarios cercanos al mínimo.
El impacto de la subida del SMI en 2025
El SMI en 2025 ha experimentado un aumento importante, lo que, en principio, debería beneficiar a más de 2 millones de trabajadores en España. Sin embargo, el aumento de 1.184 euros mensuales, un 5,5% más que en 2024, ha generado que más de 500.000 trabajadores que anteriormente no tributaban por IRPF ahora tengan que pagar impuestos. Este cambio afecta a aquellos cuyos salarios anuales superan los 15.000 euros, lo que significa que muchos trabajadores que antes se beneficiaban de una exención fiscal ahora enfrentarán retenciones impositivas.
Este fenómeno ha llevado a algunos economistas a advertir que la subida del SMI no siempre se traduce en una mejora directa del poder adquisitivo. De hecho, los efectos de las «jorobas fiscales» podrían neutralizar parcialmente o incluso superar el aumento salarial neto que los trabajadores reciban.
Un problema estructural que requiere reformas
Las «jorobas fiscales» del salario mínimo destacan un problema estructural en la relación entre las subidas salariales y el sistema fiscal. A pesar de que el aumento del SMI es, en principio, una medida positiva, es necesario que los tramos impositivos y los umbrales para acceder a ayudas sociales se ajusten para garantizar que los trabajadores con menores ingresos realmente vean un aumento en su renta disponible.
Para que las subidas del SMI tengan el impacto positivo esperado, es crucial que las políticas fiscales y sociales se coordinen de manera eficiente. De no ser así, los beneficios de la subida salarial podrían diluirse, dejando a los trabajadores sin una mejora real de su calidad de vida.