España reduce la jornada laboral a 37,5 horas: cómo afecta a trabajadores y empresas

Yolanda Díaz

El año 2025 marca un punto de inflexión en el mercado laboral español con la reducción de la jornada semanal de 40 a 37,5 horas. Esta medida, aprobada tras intensas negociaciones en el Consejo de Ministros, busca mejorar la conciliación entre la vida laboral y personal sin perjudicar la productividad ni el crecimiento económico.

Plazos y aplicación

Las empresas tendrán hasta el 31 de diciembre de 2025 para implementar la nueva jornada, con el objetivo de facilitar la adaptación de sus procesos sin afectar la operatividad. Aunque la normativa entra en vigor de inmediato tras su publicación en el Boletín Oficial del Estado (BOE), se contempla un periodo de transición para evitar disrupciones en sectores clave.

Flexibilidad en la implementación

Cada empresa podrá decidir cómo aplicar la reducción, ya sea distribuyéndola en cinco días con menos horas diarias o implementando turnos más cortos. Además, se permitirá la negociación con representantes de los trabajadores para definir el modelo más adecuado según la actividad de cada sector.

El Gobierno ha anunciado ayudas económicas para pymes que requieran apoyo en la transición y programas de formación para optimizar la productividad en el nuevo esquema laboral.

Excepciones y casos especiales

No todas las empresas podrán aplicar la reducción de manera uniforme. Sectores como sanidad, seguridad, transporte y hostelería, que operan con servicios continuos, podrán ajustar la medida a través de acuerdos sectoriales. Además, aquellas compañías en crisis económica severa podrán solicitar una prórroga, siempre que presenten un plan viable de adaptación.

Desafíos y dudas sobre la medida

A pesar de su aprobación, la medida ha generado interrogantes sobre su impacto en la productividad y en sectores con jornadas más extensas. Aunque el Gobierno sostiene que no afectará la competitividad, algunos expertos advierten que el ajuste podría generar efectos mixtos.

También surgen dudas sobre su aplicación en contratos a tiempo parcial o empleos por horas, ya que los ajustes proporcionales podrían generar confusión o malinterpretaciones. En el caso de pequeñas empresas, la reorganización de sus estructuras laborales podría representar un reto adicional.

Sanciones por incumplimiento

El decreto establece un régimen sancionador para las empresas que no acaten la nueva jornada, con multas que pueden ir desde sanciones económicas hasta restricciones en el acceso a ayudas públicas. Además, se reforzarán las inspecciones laborales y se permitirá a los trabajadores denunciar posibles irregularidades.

Beneficios esperados

Los defensores de la medida destacan que una jornada más corta puede mejorar la salud mental y física de los trabajadores, reducir el absentismo y aumentar la satisfacción laboral. Experiencias en países como Francia y Finlandia han demostrado que jornadas más reducidas pueden aumentar la productividad por hora trabajada al mejorar la concentración y eficiencia de los empleados.

Además, se espera que esta iniciativa favorezca la igualdad de género, beneficiando especialmente a las mujeres, quienes suelen asumir más responsabilidades en el ámbito familiar.

La reducción de la jornada a 37,5 horas semanales representa un avance hacia un modelo laboral más equilibrado y sostenible. Sin embargo, su éxito dependerá de la capacidad de adaptación de las empresas y del apoyo gubernamental en la transición.