El número de jóvenes emancipados ha crecido un 0,7% en el segundo semestre de 2021 respecto a la primera mitad del año, lo que supone la primera subida en 15 años, desde antes de la crisis de 2008. A pesar de este ligero aumento, solo el 15,6% de la población joven (entre los 16 y 29) años vive de manera independiente, una cifra aún lejana de la registrada antes del estallido de la burbuja inmobiliaria, según un informe del Observatorio de Emancipación del Consejo de la Juventud de España (CJE) presentado este jueves.
El informe, publicado en la víspera del Día Internacional de la Juventud, muestra que el perfil del joven emancipado no es tan joven, ya que tiene 29 años, cuenta con un salario un 28 % superior al resto, contrato indefinido y estudios superiores terminados.
Pone además de manifiesto que «la precaria» recuperación del empleo no ha ido acompañado de un aumento de los sueldos de los jóvenes trabajadores que consiga reducir «la brecha» entre los altos precios de la oferta de vivienda y la poca renta disponible de quienes la demandan. De reducirse esta brecha, apunta el informe -presentado por la presidenta del CJE, Elena Ruiz Cebrián, y el coautor, el sociólogo Joffre López- mejoraría la tasa de emancipación juvenil.
Los jóvenes pueden pagar 320 euros cuando el alquiler medio es de 848
El informe abunda en que 2021 cerró con los tipos de interés en «mínimos históricos» y con un descenso del precio medio del alquiler en un 8,5 %, condiciones que podían augurar una mejora del acceso a la vivienda. Pese a ello, un joven tiene que dedicar 3,8 veces su salario neto anual para afrontar la entrada de una hipoteca para la compra de la vivienda media del mercado inmobiliario (170.000 euros). La situación no mejora respecto al alquiler, cuyo coste medio era de 848 euros, mientras que los jóvenes solo pueden asumir una cuota de 320 euros «sin caer en el sobreendeudamiento».
Sí ha habido un incremento de algo más de medio punto en la tasa de emancipación de los jóvenes de entre 16 y 29 al pasar del 14,9 % en la primera mitad de 2021, la más baja del siglo, al 15,6 en los últimos seis meses de ese mismo año. Es una proporción prácticamente igual a la que había a finales de 2020 (15,8 %) pero «muy lejos» del 25 % alcanzado entre 2006 y 2010 y aún por debajo de las de 2019, antes de la pandemia del coronavirus, cuando el 18,7 % de la juventud había conseguido emanciparse.
El ligero incremento semestral se ha producido en todas las comunidades autónomas, salvo en Aragón, Castilla-La Mancha, Comunidad Valenciana y Galicia.
Intensa recuperación del empleo, aunque este sea precario
El informe apunta a que esta leve mejora de la emancipación juvenil se ha apoyado «en una intensa recuperación» del empleo destruido por la pandemia, de forma que la tasa de paro joven cayó 5,2 puntos hasta situarse en el 23,6 %, por debajo de la tasa marcada al final de 2019 (23,8 %). Y el cierre del pasado año, la creación de empleo se dio además de entre la juventud asalariada, entre los que trabajan de manera autónoma (6 % frente al 4,5 % de 2019).
Sin embargo, especifica el informe, la recuperación de puestos de trabajo «se ha cimentado en la precariedad laboral de la juventud» debido a la temporalidad y la parcialidad. La presidenta de la CJE ha señalado sobre esta ligera subida de la emancipación que «cuando se toca fondo», como se hizo en el primer semestre, lo previsible es que se produzca un crecimiento, que, no obstante, ha recibido «con cautela».
Con esta situación, los jóvenes que pueden emanciparse lo hacen compartiendo vivienda con otros, ya que sufragar el alquiler en solitario supondría dedicar el 79,2 % de su sueldo, cantidad que se reduce al 25 % si se opta por convivir con más personas. Ante esta «sustancial» diferencia, el 34,5 % de la juventud emancipada comparte piso con otras personas con las que no tienen relación de parentesco.
Gran brecha de género
Los datos de 2021 muestran «una gran brecha de género», ha denunciado Ruiz Cebrián, en términos socioeconómicos y si la emancipación residencial es mayor entre las jóvenes (18,5 %) que entre hombres (12,7 %), la forma de hacerlo es diferente: las mujeres que se emancipaban en solitario suponían solo el 13,8 %, la mitad que los hombres que vivían en hogares unipersonales (26,7 %).
La menor emancipación en solitario puede deberse, según el informe, a la mayor precariedad laboral de las mujeres ya que, por ejemplo, la tasa de paro es inferior entre las mujeres (23,1 % frente a 24,0 %), la tasa de temporalidad es superior (58,6 % frente al 52,3 %), la parcialidad es casi el doble (33,7 % ante 17,8 %) y la subocupación era cinco puntos superior entre las mujeres (17,6 %).
El informe también revela que la población joven inactiva en la segunda mitad de 2021 era el 47,6 % de la juventud, de los que el 89,7 % lo era por encontrarse estudiando, la cifra más alta de la serie histórica. Solo el 2,4 % de la juventud inactiva se encontraba, a su vez, sin estudiar y «frente a este pequeño porcentaje de ninis» destaca el «elevado de sísis», aquellos que trabajan y estudian, quienes suponen el 32,5 % de los jóvenes con empleo, seis puntos más que en el último trimestre de 2019.
El CJE ha insistido en sus reivindicaciones de priorizar a la juventud en la agenda pública, poniendo en marcha políticas a medio y largo plazo hacia este colectivo que cambien «de verdad» la situación.