Condiciones para impulsar la cultura circular promoviendo el consumo responsable en Castilla-La Mancha

Mí interés por identificar cómo el Estado responde con sus instituciones a los desafíos globales, bien con acciones e incluso con omisiones; así como también, el interés por valorar y reflexionar sobre el papel del Derecho como instrumento efectivo para contribuir con el bien común y promover una mayor inclusión que facilite la cohesión social, me lleva nuevamente a mirar hacia la Comunidad Autónoma Castilla-La Mancha.
La razón de ello es porque ha anunciado que en el mes de marzo se aprobará el Plan Estratégico de Consumo Responsable con horizonte 2021-2024, que sin duda viene a complementar todos aquellos instrumentos políticos y jurídicos que se han adoptado por el Gobierno Autonómico para impulsar cambios importantes en la cultura de la ciudadanía, y en este caso en particular, resulta interesante valorar, tan pronto esté aprobado, su contribución para lograr alcanzar una cultura más circular.
En ese sentido, resulta oportuno destacar que la Ley 3/19, de 22 de marzo de 2019 del Estatuto de las Personas Consumidoras en Castilla-La Mancha nos dice que por consumo responsable debemos entender aquella conducta que se realiza de forma moderada y reflexiva, y está basado en una toma de decisiones libre, consciente e informada, con arreglo a criterios económico, social, laboral y ambiental
El artículo 2 nos permite identificar tres elementos claves para lograr responder desde nuestra cotidianidad al desafío de impulsar el modelo circular de economía, ellos son:
  1. Información.
  2. Conciencia.
  3. Toma de decisiones sustentada en varias dimensiones.
La mencionada Ley reconoce el derecho a la información, educación y formación en materia de consumo, pero también, incorporó al texto legislativo, una serie de «nuevos derechos», como los calificó en su momento el propio legislador que están directamente relacionados con la exigibilidad de esos 3 elementos señalados, en ese sentido destaco algunos de esos derechos por su relación con el tema:
  1. Derecho a tomar decisiones de compra de manera libre y consciente.
  2. El derecho a disfrutar de un medio ambiente saludable que permita las condiciones necesarias para ejercer un consumo responsable que fomente el desarrollo sostenible.
  3. El derecho a un consumo responsable basado en la previsión del desperdicio alimentario y de recursos básicos.
  4. El derecho a disfrutar de una garantía de funcionalidad con arreglo al ciclo de vida útil esperado de todo producto, bien o servicio.
  5. El derecho al acceso a productos y bienes obtenidos y distribuidos según modelos de producción y consumo éticos y sostenibles, participando de forma activa en los procesos circulares de producción y consumo y también en la prevención de residuos y en el reciclaje, que permita la transformación de un objeto o producto sin uso o destinado a ser un residuo, a una nueva identidad y valor.
Además, resulta importante destacar, que el legislador ha establecido expresamente en el artículo 44, que la formación y la educación en materia de consumo en Castilla-La Mancha, tiene como uno de sus fines la orientación hacia pautas de consumo responsables, impulsando la utilización de criterios de sostenibilidad medioambiental, económica y social, y de forma especial tales como la prevención del sobreendeudamiento, la promoción de hábitos saludables y también de consumo solidario y comercio justo.
Esa finalidad que destaco, permite acercarnos a comprender que aquél llamado hacia una educación en materia ambiental, realizada en el año 1972 en la Conferencia Internacional de Naciones Unidas sobre el Medio Humano, hoy ha evolucionado hacia una educación para la sostenibilidad.

El consumidor y el consumo responsable y además sostenible.

Ya mencioné lo que el legislador de Castilla-La Mancha registró en el texto legislativo como consumo responsable y que nos permite profundizar un poco más sobre los elementos que hacen posible a cada uno de nosotros asumir un comportamiento responsable como consumidores.
Ahora bien, es oportuno destacar también, lo que el legislador nos invita a entender cuando se habla del consumo sostenible, en tal sentido, el mismo artículo 44 de la Ley 3/19, de 22 de marzo de 2019 del Estatuto de las Personas Consumidoras en Castilla-La Mancha, nos dice que es aquella que ocurre cuando las necesidades de bienes y servicios de las generaciones presentes y futuras se satisfacen de modo tal que pueden preservarse desde el punto de vista económico, social y ambiental.
Sin duda, el consumo responsable y el consumo sostenible son dos conceptos que considero deben ser comprendido por nosotros como consumidores para entonces valorar la economía circular como una alternativa para ser parte de las soluciones que se construyan para enfrentar los desafíos que hoy enfrentamos como sociedad, desde nuestro propio entorno y ámbito de influencia, y en aquellas áreas en donde sea posible incidir.
En ese sentido hay varios estudios que se han publicado recientemente que permiten afirmar que hay condiciones favorables o positivas para lograr avanzar hacia un modelo circular con la contribución efectiva del consumidor, que por cierto, son resultado en gran medida de los cambios que ha impuesto los efectos de la pandemia en nuestra cultura de consumo.
En primer lugar, una reciente nota publicada en un portal web, nos presenta un estudio en el cual la multinacional noruega experta en gestión de riesgo, DNV, nos dice que sus encuestas reflejan que el conocimiento de los consumidores sobre la economía circular va creciendo, así como también, los consumidores presentan una actitud muy positiva hacia el modelo circular1, en tal sentido afirma que 45% de los encuestados por la firma conocen de la economía circular, mientras que 35% dice que no, siendo los jóvenes los que registran mayor nivel de conocimiento y comprensión sobre el tema.
Esa afirmación debe valorarse de manera integral con otros estudios que particularmente hacen referencia a la tendencia del consumo para el año 2022 a los fines de respondernos a la siguiente inquietud, ¿está el consumidor consciente de las motivaciones que acompañan la exigencia de ser un consumidor responsable y sin duda, de los beneficios que ese comportamiento puede generar a toda la comunidad local y global?.
Para la firma de investigación de mercado estratégico Euromonitor Internacional (2), el consumidor quiere vivir de forma sostenible minimizando la huella medioambiental y se está dando cuenta de su contribución individual al cambio climático; además, agrega que la llamada eco-ansiedad ha venido impulsando el ambientalismo y las decisiones de compra, en tal sentido, dice el estudio de las 10 tendencias, que para el año 2021 un tercio de los consumidores globales redujeron activamente sus emisiones y un cuarto de ellos utilizaron compensaciones de carbono para contraprestarlas.
Por eco-ansiedad, debemos entender según la American Psychology Asociation (APA) “el temor crónico a sufrir un cataclismo ambiental que se produce al observar el impacto aparentemente irrevocable del cambio climático y la preocupación asociada por el futuro de uno mismo y de las próximas generaciones” (3)
Por su parte el estudio Digital Choice de Webloyalty (4) afirma que los consumidores se decantan cada vez más por marcas con propósitos vinculados a la sostenibilidad y cuidado del medioambiente.
En ese contexto, Euromonitor afirma que en el 2022 “el recomercio será cada vez más frecuente y cubrirá más categorías. Los consumidores seguirán considerando los artículos de segunda mano, especialmente cuando compren bienes durables. Las plataformas y los agregadores ofrecerán diferentes marcas y opciones de reventa para satisfacer la demanda de los consumidores. “modelos de negocios están evolucionando para incluir programas de recompra, iniciativas de envases reutilizables, ofertas de productos renovados y mercados entre pares”; y además, las empresas buscarán en el reuso y el reciclaje de materiales la oportunidad para desarrollar nuevos productos y reducir desperdicios.
Resulta importante destacar que ambos estudios coinciden con la multinacional noruega al identificar que en las generaciones más jóvenes se registra un mayor compromiso y comprensión sobre la necesidad de revisar nuestra relación con el ambiente y con propuestas que están orientadas hacia una cultura circular.
Estos dos estudios, son sin duda uno de varios otros, en los que al analizar la tendencia del consumo para el 2022 se evidencian la actitud positiva, como dice el estudio noruego citado, hacia la cultura circular y ello representa un potencial significativo que debe ser trabajado a través de la formación y educación, no sólo del Estado, sino también a través de la participación del sector privado y de la sociedad civil no gubernamental.

Una mirada al Plan Estratégico para el Consumo Responsable.

En marzo se celebra el Día Internacional de la Protección de los Derechos del Consumidor, y precisamente en ese contexto se anunció en el 2021 el inicio del proceso para diseñar y adoptar el Plan Estratégico de Consumo Responsable, con horizonte 2021-2024, que se aprobará según medios públicos para el mes de marzo 2022.
Según información oficial (5), el Plan busca cumplir con el mandato establecido en el artículo 99.1 de la Ley 3/19, de 22 de marzo de 2019 del Estatuto de las Personas Consumidoras en Castilla-La Mancha, respecto del desarrollo de la planificación de las políticas de consumo, a los fines de dar respuestas a los retos demográficos, medioambientales y de necesidad de creación de empleo local de calidad, dotando para ello de una estructura de contenido a las políticas públicas de consumo para el período señalado e integrando:
  • Políticas de información y defensa de las personas consumidoras.
  • Propuestas de renovación de los hábitos de consumo que propone el consumo sostenible.
  • Promoción de un consumo más inclusivo.
  • Promoción de alternativas de consumo cooperativas y comunitarias.
El borrador del Plan, disponible en web, de fecha 2 de julio 2021 nos indica que ese Plan Estratégico propone desarrollar acciones agrupadas en los siguientes ejes estratégicos, a saber:
  • Organización y recursos para las políticas de consumo
  • Consumo consciente y seguro
  • Consumo accesible e inclusivo
  • Consumo local y sostenible
  • Consumo cooperativo y comunitario.
Según el borrador del Plan mencionado, la Ley del Estatuto de Personas Consumidoras de Castilla-La Mancha, establece el impulso de la economía circular, y cuando se trata de políticas de consumo, afirma el documento, no se puede ignorar «los retos ambientales que están íntimamente relacionados con los usos que las personas consumidoras finales hacen de climatización o transporte, sus hábitos alimentarios o de comunicación.»
En ese sentido plantea entre sus acciones la transición ecológica, por los momentos nos queda esperar que ese instrumento político y técnico de planificación se apruebe definitivamente para poder profundizar en su contenido y valorar su contribución a la transición hacia una economía circular, a través de un consumidor que comprenda su responsabilidad individual y cotidiana frente a los desafíos que hoy tenemos que enfrentar como sociedad.
Carlos Romero Mendoza
@carome31
Acerca de Carlos Romero 173 artículos
Director de Asociación Civil Eccos de Paz. Estudioso e investigador de temas locales y de participación ciudadana, con experiencia en docencia universitaria y autor de varios libros y artículos sobre institucionalidad local.